Filtración
La filtración es un procedimiento físico de esterilización de fluidos en el cual los microorganismos no son destruidos, sino simplemente retenidos por un material filtrante.
La filtración sólo puede ser utilizada con fluidos, sean líquidos o gaseosos. Se suele utilizar con soluciones cuyos componentes sean termolábiles y por lo tanto no pueden ser esterilizadas en el autoclave, por ejemplo, soluciones concentradas de azúcares, de urea, vitaminas, factores de crecimiento, etc.
La filtración tiene la desventaja de que es ineficaz con determinados microorganismos, como los virus o los micoplasmas. Los primeros son mucho más pequeños que el tamaño del poro, por lo que no son retenidos. Los segundos son pleomórficos ya que carecen de una pared de peptidoglicano y pueden adaptarse al tamaño de poro, por lo que tampoco son retenidos (*).
El material filtrante debe de ser inerte para no reaccionar con los componentes de la solución, presentar resistencia mecánica y tener un tamaño de poro menor que los microorganismos que deben ser retenidos. Tradicionalmente se usan filtros de nitrocelulosa desechables con tamaño de poro de 0,45 o de 0,22 micras. El fluido es impulsado mediante la presión ejercida por el embolo de una jeringuilla, o bien mediante el uso de un quitasato y un sistema de vacío.
(*) En el caso de los micoplasmas hay filtros especiales con un tamaño de poro inferior a 0,1 micras capaces de retenerlos, pero no serán usados en el laboratorio.
Material
- Cultivo mixto
- Placa con agar nutritivo
- Filtro desechable de 0,45 micras
- Jeringuilla desechable
- Tubos esteriles
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